Home

Hace años comencé a interesarme por el desarrollo del proceso de aprendizaje y descubrí lo maravilloso que este puede ser en cada una de sus etapas, tomando en cuenta los logros y nuevos desafíos que constantemente se presentan cada vez que uno aprende sobre algún tema o una habilidad en particular.

Cuando comencé a interiorizarme sobre el aprendizaje, descubrí que una vez conociendo como ocurre es más facil poder hackearlo, es decir, examinarlo desde dentro y jugar con él para mi propio beneficio. Este proceso de descubrimiento, en aquel momento, lo llamé «aprender a aprender».

En ese momento, estaba pasando por un mal momento académico y necesitaba encontrar respuestas para lo que estaba pasándome. LLegué entonces a conocer la neurociencia, un interesante mundo que abrió muchas preguntas en mi cabeza pero a la vez las respondió casi todas.

Una de mis dudas era por qué no podía tener mejores resultados académicos si estaba estudiando igual que mis compañeros o más. Entonces, descubrí técnicas para aprender más eficazmente, memorizar con más facilidad, relacionar temas, profundizar en áreas donde no había profundizado y a sentir un genuino disfrute y gusto por aprender.

Desarrollé entonces un sistema de aprendizaje, autoconocimiento y auto-análisis que me llevó a conocer algunas de las causas de mi mal desempeño académico del momento y a conocer mucho más sobre mi. Estudié, leí e investigué sobre todo lo que se me presentaba mientras aprendía sobre el aprendizaje. Desde la psicología, me fui a la neurología, neurociencias y finalmente a la filosofía.

Aproximadamente 4 años invertí aprendiendo sobre el aprendizaje y sobre mi. Valió la pena. Pasé de no lograr leer un libro completo durante un mes a leer más de 5 mensualmente; de no poder memorizar nada a lograr retener muchas palabras y conceptos; de no relacionar ideas con otras más profundas a poder razonar de manera compleja.

Sin embargo, a pesar de haber superado muchos obstáculos sobre mi aprendizaje aún quedaba algo inconcluso. A pesar de haber resuelto mi forma de aprender, seguía sin responder conductas propias que no mejoraban a pesar de todo. Busqué ayuda psicológica para entender qué podía estar pasando pero a pesar de la ayuda que encontré en grandes profesionales, no logré un resultado claro.

Creo que el haber estudiado e investigado por mi cuenta me llevó a nuevos conocimientos en diferentes áreas y así también a conocerme muy bien. Finalmente, luego de buscar muchísimas posibibles causas a lo que me pasaba llegué hacia la raiz del problema. Soy una persona que convivo con déficit atencional desde siempre, pero que no sabía ni sospechaba de eso porque mi forma de déficit no es el común (hiperactivo) sino el menos común (TDA) entre quienes lo padecen.

El trastorno por déficit atencional es un desorden biológico que afecta el cerebro impidiendo que los niveles de dopamina brinden bienestar y equilibrio en el dia a día a las personas. Quienes tenemos TDA y TDA-H contamos con menos receptores de dopamina, mayor dificultar para lograr concentrarnos cuando lo necesitamos y especialmente en tareas cotidianas ya que nuestro cerebro no lo considera importante o relevante por lo rutinario que es. Esto implica mayor tendencia a sentirnos abatidos por situaciones de la vida cotidiana y a frustrarnos a causa de lo mismo.

En el TDA y TDA-H, lo que a las personas sin el trastorno les parece importante, para nuestro cerebro a veces es irrelevante, y no tiene la disposición a hacerlo, entonces, necesitamos un esfuerzo gigante para poder activar nuestro cerebro y hacer una actividad que otros pueden hacer sin ningún problema. Por este motivo, muchos adultos TDA/ TDA-H renuncian a sus trabajos, los despiden o se deprimen en sus carreras profesionales ya que deben invertir el doble o más del esfuerzo normal para cumplir con lo básico que es requerido.

Conocer que convivo con TDA a los 30 años me pareció devastador en un comienzo. Me gustaría haberlo sabido 15 años atrás y haber cambiado muchas cosas. Pero a la vez, me respondió esas grandes preguntas que parecían iban a quedar sin respuesta para siempre. Entendí, por ejemplo, por qué he sido siempre una persona creativa e inquieta y también comprendí por qué a pesar de ser un ser humano inteligente, no conseguí muchos de mis sueños.

Desde ese momento, decidí divulgar sobre el trastorno y encontrar la forma de que en el sistema educativo hubiese más visibilidad sobre el tema para evitar el sobrediagnostico y el desconocimiento sobre quienes lo padecen y no lo saben o no es visible (como en mi caso).

En mi página de Instagram Educativity estoy publicando desde hace un tiempo información relevante sobre el TDA y pronto compartiré el programa de aprendizaje para personas que como yo han tenido problemas al momento de aprender y en su vida cotidiana por poseer un cerebro un poco diferente al de las demás personas.

Tu opinión importa